Nos aguaron la fiesta
Nos acercábamos a la piscina cubierta con desgana (¿a quién le gusta pasarse
una mañana entera de la recien llegada primavera metido en una media sauna,
como es la piscina cubierta?), pero con el placer de ver un montón de escolares
disfrutando de este completísimo deporte y la esperanza de volver a presenciar
otro espectáculo de nuestros particulares nadadores de la ANEJA, como ya
ocurriera el curso pasado y viene siendo habitual en prácticamente todas las
disciplinas.
Bueno, pues hubo unos señores, los organizadores (a su vez entrenadores y
dirigentes de un club segoviano que presentaba a no pocos competidores -eso sí
disimulados como nadadores escolares-, que se encargaron de chafarnos lo que de
bueno podía tener a priori esta competición, al convertirla, por obra y gracia de su
incompetencia, mezquindaz, cortedad de miras e inectitud, en un bodrio
chavacano, provinciano, sectario, barriobajero, subjetivo y antieducativo, remedo
de una competición de copa del mundo de una república bananera, en la que ellos
mismos se erigieron en juez y parte, y se autoestimularon y defendieron ante las
protestas como gato panza arriba, con una carota que se la pisaban y que no
atinarían a trasladarla ni con una carretilla; una auténtica estafa y un anacronismo
de mal gusto que no nos hubiésemos imaginado que a esta alturas se pudiera ver
ya en nuestra España del siglo XXI.
Pues vamos a justificar nuestras palabras, para que nadie se lleve a engaño:
Primero.- La competición se inició con la sorpresa de que los señores
organizadores y jueces habían cambiado a su antojo las edades que componían las
diferentes categorías y no se adecuaban a las establecidas en el reglamento y
normas de la competición escolar que todos habíamos recibido en nuestros centos
y, ateniédonos a las cuales, habíamos hecho la inscripción y habíamos formado los
equipos. Conclusión: caos, desproposito, imposibilidad de solución (ya que algunos
habíamos dejado alumnos sin participar por no alcanzar la edad requerida; por otra
parte, se habían formado los equipos de acuerdo con las edades establecidas en la
convocatoria y hubo que rehacerlos según las nuevas edades, siendo en algunos
casos imposible y dejando a niños sin poder hacer equipos y equipos sin
suficientes nadadores para completarse) y, sobre todo, retraso, mucho retraso.
Segundo.- Había un montón de nadadores con su inscripción hecha en tiempo y
forma -o rectificada a última hora, pero con la asunción y la aprobación de los
organizadores intermediarios-, que no aparecían en sus pruebas correspondientes
-que todos los participantes tuvieron que comprobar en una lista única colocada
en las paredes de la piscina-. Conclusión: caos, despropósito, competidores que se
quedaron sin competir en alguna prueba y, sobre todo, retraso, mucho retraso.
Tercero.- La competición empezó casi una hora después de lo previsto en el
horario prefijado (ya se explicaba en la convocatoria que podría variar en función
del número de participantes, pero que se adaptaría y se daría a conocer en el
tablón informativo, junto con las listas de nadadores; se incumplió). A las 12’30,
tres horas después de la entrada en el recinto de la piscina y media hora antes de
la hora prevista para su final, había nadadores de nuestro centro que todavía no
habían empezado a competir. Ni que decir tiene que la competición terminó casi
dos horas después de lo previsto inicialmente. ¡Buena manera de promocionar un
deporte escolar! Porque, entre otras cosas, los señores organizadores no fueron en
ningún momento conscientes de que, en Segovia capital, desde hace muchos años,
sólo hay una única sesión de natación deportiva escolar, y esta sesión coincide
con esta final. Los centros educativos que queremos promocionar este deporte, al
margen de la actividad promovida por el Ayuntamiento y bastante desetructurada
desde que se retiraron los autobuses para el desplazamiento, sólo contamos con
una única actividad competitiva, que es esta final.
Cuarto.- Lo peor de todo. Teniendo en cuenta lo anterior, algunos docentes
amantes del deporte y que mantenemos programas formativos en nuestros
centros, estudiamos con detenimiento las normas de las competiciones escolares,
para deducir la viabilidad de su carácter promocional. Por ejemplo, en Orientación
hay una prueba competitiva y otra no competitiva. En Tenis, en Ajedrez, en Tenis
de Mesa, en Atletismo,..., sabes que las pruebas son de un cierto nivel -que
aportan fundamentalmente los escolares que además acuden a los clubes para
acceder a mayor y más específica formación, así como a las pruebas federadas-,
pero puedes asistir, jugar, pasar el día y, básicamente, cumplir el objetivo de
promocionar un deporte más entre tus alumnos. Así creíamos que era la Natación
y así había sido durante años. Y en función de los requisitos mínimos que
especificaban las normas (”saber nadar 50 metros sin descanso a cualquier estilo”
y “saber tirarse de cabeza desde el poyete de salida”) así debería haber seguido
siendo. Pues no. Los señores organizadores y jueces -ya hemos dicho que parte
interesada también en algunos casos-, tiraron de reglamento FINA y de todo su
repertorio restrictivo -evidentemente destinado a otro tipo de competiciones y de
contextos- para descalificar a diestro y siniestro, y justificarse única y
exclusivamente, como así se nos reconoció, ante los padres de los niños con
cierto nivel “que son los que se quejan todos los años por la injusticia que supone
que sus hijos naden reglamentariamente y los otros no”. Allí se descalificó por
virajes, toques en la pared, salidas, ... (un sin fin de faltas que en la mayoría de los
casos seguimos desconociendo, porque no han figurado oficialmente reflejadas en
ningún documento). Y luego estaban los matices; por ejemplo, en braza dependía
el tipo de infracción: al que veían con estilo autodidacta, le reservaban la “patada
de crol” y al que veían con entrenamiento, pero no el suyo, “tijera de crol”. Total
que sólo los suyos, los entrenados por su excelsa mano lo hacían perfecto y, por si
esto no fuera suficientemente definitorio de su corporativismo o por si se les había
escapado alguno que no fuera de su club, a los ganadores, se les daba una mochila
con logotipo de una institución segoviana, en cuyo interior había información
detallada de su amadísimo club (¡qué vulgar!). Para más inri, llegaron un día las
clasificaciones y lo que nos temíamos; como las descalificaciones fueron
numerosísimas y hubiesen cantado por soleares, pues no las hicieron constar y tan
tranquilos. Total, que todos los descalificados no existieron para ellos, no
asistieron, ni hicieron ninguna prueba; ¿hay que ofrecer alguna evidencia más de
su fundamentalismo? Pues sí, ofreceremos el último detalle sangrante y
decorazonador: fueron también capaces de descalificar al pobre niño que, con
evidentes problemas de coordinación funcional y motórica, consiguió con
muchísimo esfuerzo realizar sus 50 metros. Lo dicho, un despropósito.
Bueno, pues a pesar de todo este desaguisado (a estas alturas desconocemos
los motivos de desacalificación de algunos de nuestros competidores, aunque
hemos reclamado una clasificación en la que apoarezcan todos los descalificados
con el motivo de su descalificación), fuimos capaces de disimular nuestro inmeso
cabreo y animar hasta el final a la docena de corredores del colegio que se
presentaron, que no está nada mal, y que todos lo hicieron fenomenal; además,
todavía algunos pudieron pasar la rigurosa criba y conseguir unos meritorios
puestos.
Aquí tenéis el reportaje fotográfico (y perdonad la extensión de la crónica, pero
es que no nos gustaría que esto pudiera volver a suceder):
Participantes comprobando su nueva categoría y confirmando que figuraban
en las pruebas en las que se habían inscrito
Reclamaciones en la mesa de jueces, esperas sin sentido, caos y casos
alarmantes, como el de Míriam, en la foto, que ya el año pasado no aparecía en las
listas y este año tampoco; se fue aburrida a la hora prevista para acabar, por
compromisos familiares, y sólo pudo hacer una prueba (en la que fue descalificada).
Por fin la competición parece que va a empezar, después de las aclaraciones
previas (tampoco es que hubiera tantos participantes; ¿qué hubiera pasado si se
presentan los mismos que a la primera jornada de Atletismo? No hay problema; ya
se han asegurado de que eso no pueda pasar -en los años próximos, al menos-).
Pablo está muy atento a la explicación; de poco le sirvió, porque después vendrían
las descalificaciones y la imposibilidad de formar equipo, por los cambios
realizados en las edades incluidas en ada categoría.
Preparados, listos, ¡ya! La natación es un deporte muy atractivo para la
mayoría de nuestros alumnos y, aún con todos los incovenientes relatados, ellos
encontraron la forma de divertirse. Jorge, sin embargo, se fue muy disgustado,
porque después del esfuerzo realizado (es de los que participa en todos,
absolutamente todos los acontecimientos deportivos del colegio, se le den o no se
le den bien), porque fue descalificado, no sabe todavía por qué.
Algunos de nuestro alumnos compitiendo, las mochilas esperando ganadores
y el reloj anunciando la hora en la que alguno de nuestros nadadores empieza la
competición.
Pódium
Alvaro Díaz consiguió el tercer lugar en braza
Carlos Bergas quedó tercero en crol y primero en espalda
Manu quedó primero en crol, merecidísimo premio después de su
descalificación rigurosísima en braza, por hacer “tijera de crol”.
Nieves, Alejandra, Andrea y Mónica quedaron primeras en relevos
Jorge, Álvaro Gómez, Álvaro Díaz y Carlos
Bergas también fueron campeones de relevos.
Clasificación
Normas Final Escolar