Jornada 15. Sábado, 15 de marzo de 2014
¡3-3! ¡Y no demos cuartos al pregonero!
En nuestra época infantil de la EGB, había en la televisión una serie de dibujos
animados en la que un pollito llamado Calimero, que se pasó toda su vida llevando
media cáscara de huevo en la cabeza, repetía de forma continua, a modo de
conclusión pesimista de lo mal que le iba en la vida, “es una injusticia, amiguitos”.
Pues eso es lo que decimos nosotros a la hora de resumir el partido que nos
enfrentó este sábado al MARISTAS “A” y no precisamente con pesimismo, sino con
alegría y satisfacción, ya que, a pesar de la derrota (37-53), los de la ANEJA jugaron
un partidazo y merecieron mejor suerte.
Jugaron bien todos: en ausencia de Lily, asumieron muy bien las funciones
anotadoras Mario -con 10 puntos, dos triples-, Natalia -con 8 puntos-, Ángela -con 6
puntos- y Nerea -con 5 puntos-; acataron las tareas defensivas más exigentes Pablo
-cinco faltas-, Mario -dos- y Damián -dos-; se esforzaron en el rebote atacante y
defensivo Natalia, Fátima y Pilar -muy buena su progresión, su colocación y su
esfuerzo-; y volvieron a dejar buenos detalles Darío -que ya no hace partido sin
canasta-, Míriam -que tira muy requetebién, aunque en esta ocasión no tuviera
suerte- y Lucía Manzanares -que consiguió su primera canasta del campeonato-. En
fin, una ilusión verlos.
Bueno, en realidad, el resultado que a nosotros nos parecería más justo y
acorde con la realidad de juego de ambos equipos sería el de empate en sextos
(tres para cada uno -5/9, 8-4, 6-4, 10-13. 3-22, 5-1-) y en tiempos de juego (uno para
cada uno). Y la única diferencia la marcó el fatídico quinto sexto.
Estaban los nuestros jugando de tú a tú a un equipo que se situaba dos puestos
por encima en la clasificación, dominando la situación, con Lily en el banquillo de
animadora y ganando por 19-17 al descanso. Pero llegó el quinto sexto y, sin
explicación aparente, nos metieron un
parcial de 3-22. Les entró todo y más,
realizamos una mala defensa, no supimos
reaccionar a tiempo y, por si fuera poco,
apareció el bocazas. Normalmente el
ambiente que se vive en el pabellón María
Martín, en estas jornadas sabatinas de
baloncesto, es deportivo y relajado; los
espectadores aplauden las buenas
jugadas de ambos equipos y existe
camaredería y buenas formas. Pero no
falta de vez en cuando algún
impresentable que tiene que dar la nota o,
como en esta ocasión, está atacado del complejo de
pregonero. Pues nada, hombre, para que se relaje y se
tranquilice le dedicamos desde aquí la fotoreportaje de
hoy y le regalamos además esta trompetilla de pregonero,
para que, a la que se levanta, salga todos los días a la
ventana y se desahogue hasta donde le permitan sus
vecinos. Pero nosotros no daremos ni un cuarto al
pregonero, porque el partido nos pareció fantástico y la progresión meteórica.
En el cápítulo de anotadores: Mario (10), Natalia (8), Ángela (6) Lucía
Manzanares (2), Carlos (2), Darío (2), Damián (2), Nerea (5)
Angela sonriente, porque, a pesar de lo que
pueda parecer por la fotografía, su mano estaba ya
en perfectas condiciciones para la práctica del
baloncesto, como demostró haciendo un partido
sensacional. En el partido del sábado anterior
tuvimos que hacerla una cura de urgencia con cinta
de carrocero, pero ya vemos que le ha quedado el
dedo “que ni pintado”.
Lily anima a sus compas desde el banquillo.
Tanto ella como Ángela mantienen muy buenas
relaciones con sus compañeras de la selección de
Segovia. Por su parte, Aitor nos muestra... su
sudadera de la promoción de maestros 2010-2014.
Natalia y Lucía Manzanares felices como si
hubiesen comido perdices. Natalia hizo un soberano
partido, con captura de varios rebotes en ataque que
acabaron en canastas. Por su parte, Lucía metió la
primera canasta del campeonato y la vimos muy
segura de sí misma (talmente como en la foto).
Volvimos a pillar a Pablo en el aire cuando hacía
un tiro libre (acabó con cinco faltas, pero a él
también le hicieron unas cuantas). Aunque hablando
de pillar, el que debió de pillarle de verdad fue el
árbitro del partido, Sr. De Jesús -uno de los mejores,
sin duda-, quien en el descanso, después de entrar en
el vestuario, se puso a imitarle (y menos mal que le
dio por ahí y no se le ocurrió ponerse a escribir en el
acta). Nada, cosas de críos, no creáis.
Aitor a veces hasta tiene que ponerse de rodillas para que le comprendan
perfectamente sus instrucciones. Millán, antiguo alumno del colegio, dirige ahora a
los infantiles del CD Base -hizo el curso de entrenadores con Aitor-. Íker viene al
banquillo para estar cerca de sus compañeros de clase y de su hermano (para
aprender un poco del oficio de enseñar).