Jornada 11. Sábado, 8 de febrero de 2014  Será cuestión de táctica.                                  Hemos alabado ampliamente y en numerosas ocasiones el reglamento de este  noble deporte que es el Minibasket, porque no puede ser de otra manera. Es uno  de los pocos reglamentos deportivos verdaderamente adaptado a la iniciación  deportiva y a la participación en la competición de los más jóvenes de nuestros  deportistas. En este sentido, es un reglamento protector de la salud del jugador  (ajusta los periodos de juego, los balones, las dimensiones del campo y la altura  de los aros), favorece la equidad en el tiempo de juego (con reparto equitativo de  los periodos) e impide que los equipos más eficientes abusen de los equipos con  menor rendimiento -digámoslo así para no ofender a nadie-.                       El problema es que, detrás de lo divino, está lo humano, y éste, el hummus  eructus, ya se encarga de ir desfigurando, tergiversando y desnaturalizando la  inocua adaptación del reglamento, para acabar conviritiéndola en inicua e  impropia. Por eso, aunque el reglamento inicial del Minibasket impedía la presión  en todo el campo durante todo el partido, ahora, por imposiciones de la alta  competición escolar y sobre todo la federada, se permite la presión, hasta que la  diferencia en el marcador es superior a 20 puntos -o sea, cuando ya la humillación  está servida-. Otro ejemplo de desvirtuación de la primogénita y magnánima  intención del reglamento son las normas pasarela, de las que ya hemos hablado  suficiente -esas que obligan a tener nueve jugadores como mínimo y, si no los  tienes, pierdes el partido y te cae una significativa sanción económica-, que han  traído consigo que nuestros jugadores lloren cada vez que no son convocados,  cuando su intención parece ser que era la de favorecer que jueguen todos(¡?).  También hemos hablado suficientemente de la ausencia de una competición  puramente escolar, en la que cada equipo juegue con la selección natural de los  jugadores de su colegio; esta ausencia de categorías escolares nos obliga a  participar en una competición federada; cara; con clubes bastante  desequilibrantes y competitivos; con mezcla de equipos masculinos, mixtos y  femeninos; con la rigidez federativa y arbitral;...                                                Y este sábado hemos vuelto a las andadas con otra de esas vueltas de tuerca  dadas al reglamento, por imperativo de la alta competición, y que podríamos  definir como “la demonización de la zona”. Es cierto que el reglamento prohibe la  defensa en zona y obliga a realizar defensa individual; y también se supone que es  una medida que protege al equipo débil, ya que a un buen equipo en zona no hay  quien lo ataque. Pues bien, ya el año pasado pudimos constatar las protestas  airadas de la entrenadora de uno de los equipos de Claret jugando contra nuestro  equipo femenino y este sábado hemos porido comprobar las mismas protestas  desabridas del entrenador del Independiente, por lo que ambos consideraban  defensa ilegal en zona de nuestros jugadores. Cuando un equipo va ganando a  otro por una diferencia abrumadora, nos parece una pasada que un entrenador se  apoye en el reglamento para protestar una defensa supuestamente zonal, que no  es otra cosa que un intutitivo posicionamiento con el que las jugadoras intentan,  como pueden, capear el temporal. En este mismo sentido, estamos seguros que  ningún espectador comprendió lo que pasaba cuando se castigó a nuestro equipo  con una técnica y los entrenadores truvieron un leve intercambio de palabras.  Conclusión: los que juegan la competición por arriba necesitan basket average (o  sea meter todo lo que se pueda para poder solucionar a su favor posibles  empates); y eso sí que debería ser severamente restringido por el reglamento de  una competición de niños y niñas de 11-12 años. Vamos, que si se ha abierto la  mano para permitir la presión en todo el campo hasta cierto tanteo de diferencia,  con mayor razón se debería permitir que cada uno se defienda con la táctica que  quiera y pueda desde cierto tanteo de diferencia.  En lo que respecta a la crónica del partido, volver a insistir en que nuestros  jugadores tardan demasiado tiempo en entrar en juego, por lo que siempre hacen  mejores segundas partes que primeras. En la abultada derrota de este sábado  (63-23) contra el DEPORTIVO INDEPENDIENTE “A”, vuelve a llamar la atención el  análisis de los parciales (13-3/7-0/14-7/6-6/15-7/13-0): en los dos primeros tiempos  se meten tres puntos y en los tres siguientes se meten veinte, con una rosca  llamativa en el último sexto. Si nos fijamos en el resultado parcial de esos tres  tiempos, nos encontramos con un 35-20, que probablemente refleja mejor la  diferencia real de ambos equipos. Y por supuesto es llamativo el 6-6 del cuarto  sexto, el de la polémica con la táctica. Por lo tanto, destacar de nuevo el  rendimiento irregular (propio de un equipo que va progresando, pero que todavía  está por hacer, frente a un equipo muy sólido, con todos sus jugadores de  segundo año y que llevan mucho tiempo jugando juntos) y destacar también, en el  lado positivo, la regularidad anotadora, con otros 23 puntitos, que no están nada  mal, por cierto, muy repartidos. Volvió Mario por sus fueros, Lily impuso su ley en  ambos tableros, Lucía Meléndez recuperó su buena mano anotadora, Pablo metió  su triple y todos pelearon con unas ganas inmensas.   Y ahi tenemos el domingo a todas nuestras jugadoras, TODAS, en los  entrenamientos del Programa Regional de Detección de la Federación de  Baloncesto de Castilla y León; que también es una satisfacción que seamos el  colegio que más jugadoras aporta a este estupendo programa deportivo. Y olé.  Anotadores: Mario (5), Lily (4), Lucía Meléndez (4) Pablo (3), Damián (2), Nerea (2),  Pilar (2) y Éric (1). Nuestros entrenadores, Aitor y Miguel, explicando “la táctica”