Séptima jornada, sábado 8 de marzo de 2014  Nos sobró un tiempo (y un poco del otro)  Hemos preferido este titular algo más benigno y nada engañoso, al que nos  sugería nuestro corresponsal desplazado especialmente a este evento, Pequeño  Saltamontes, después de entrevistar al entrenador Jesús (que por cierto nos  parece que ha vuelto a su proverbial pesimismo, aunque ya dicen que un pesimista  “sólo es un optimista bien informado”).   Sí, el sábado se perdió ante el BASKET 34 por el resultado de 31-12 y, en  consonancia con este resultado, se nos sugería un titular más o menos como “ha  sido un mal día”. Pero ahora que vemos el solito después de varios meses de lluvia,  que empezamos a oler la primavera y que hasta imitan nuestras tácticas los de la  NBA, vamos a no ser agoreros y, cual partido político en noche de elecciones,  vamos a manifestar sin ambages ni tapujos que “la ANEJA ha ganado”. Y no  engañamos a nadie (que no haya estado viendo el partido, claro), porque nuestros  BABYs ganaban por 9-8 al final del segundo sexto -cuando ya has sacado a cancha  prácticamente a todo el grueso del equipo-. Esos dos primeros cuartos fueron  bastante buenos, pero en el tercero no se metió ningún punto (acabó la primera  parte con un resultado en contra de 9-12) y en el cuarto vino la debacle, con  continuas pérdidas de balón que se convirtieron en certeros contraataques de  ellos, por lo que pasamos a un marcador de 21-12; y luego ya no se levantó cabeza.  Según declaró al final del partido nuestro entrenador Jesús (este sábado Rubén  estaba abriéndose de puertas, en el Mariano Quintanilla), a partir del tercer sexto,  nuestros bases no podían con la defensa contraria y perdían inocentemente los  balones. Jesús asegura que les va asometer a doble ración de ejercicios sobre  bote de protección y pase seguro, rápido y veloz. Nuestros jóvenes jugadores  tienen que aprender a romper la defensa contraria y a no desanimarse; el sábado  llegaron a bloquearse con la fuerte defensa contraria y alguno incluso hasta  desconectó. Hay que tener en cuenta, no obstante, que nos enfrentábamos a un  club que tiene ya larga tradición de preparación de equipos muy competitivos y  tienen mayor rodaje que los nuestros.  No obstante, no se ha jugado bien y, salvo algunos momentos de lucidez de  Pablo, Lucas -muy buena canasta la suya- y Marina, hay muy poquitas cosas que  destacar. Está claro que, después de los buenos resultados anteriores y de  descubrir que los nuestros empiezan a apuntar buenas maneras, nos hemos vuelto  más exigentes, o si se quiere más competitivos. Y la competencia sana encaja  perfectamente dentro de nuestros principios educativos.                                         Séptima jornada, sábado 8 de marzo de 2014  Diego - Colmenares.                                                      Ya hemos hablado de la dependencia que tenemos en nuestro equipo de Diego  y la verdad es que no es para menos, porque Diego es un gran jugador de  baloncesto y su presencia o ausencia se tiene que notar obligatoriamente. Lo que  no sabíamos es que los demás equipos también tuvieran esa dependencia. El  sábado, la máxima preocupación de los jugadores del DIEGO COLMENARES era  saber si iba o no iba a aparecer nuestro gran jugador Diego. Uno comentaba que le  había visto con la ropa del UNAMI, otro que le había visto pasar con el coche,...; y  nuestro entrenador -que en esta jornada, por casualidad, coincidía con nuestro  cronista- aprovechó la coyuntura y les mantuvo en vilo hasta el segundo sexto:  “pues creo que va a venir tarde, pero viene”. Total, que Diego nos sirvió, como el  Cid Campeador, para ganar alguna pequeña batallita al COLMENARES sin estar  presente, sólo hasta que ellos dedujeron que todo era un montaje y nos perdieron  el respeto por completo.  Para ser sinceros y poner las cosas en su sitio, hay que reconocer que la paliza  que les pegaron el sábado a nuestros BENJAMINES está en perfecta consonancia  con las diferencias reales existentes entre ambos equipos. Si en días anteriores  hablábamos de las diferentes filosofías deportivas entre un club y un colegio, en  esta ocasión no podemos acogernos a este discurso -ya que ambos somos  colegios y además públicos, si bien es verdad que con una buena diferencia de  alumnos a su favor-, pero sí que nos debemos agarrar al clavo ardiendo de la  masculinidad. Y es que no siempre andan en desventaja los equipos mixtos con  respecto a los masculinos, pero por lo general un equipo masculino compuesto  prácticamente por jugadores de segundo año como es el caso, y además con  bastante calidad, desequilibra ya de entrada bastante la balanza a su favor, y  máxime cuando se enfrentan a un equipo ya de antemano desequilibrado por las  ausencias.  Y decimos que la diferencia de entrada era abismal, porque aunque los  nuestros parecía que atacaban con pólvora mojada, la defensa que hicieron fue de  las mejores que les hemos visto ene el campeonato y, aun así, fueron cayendo las  canastas sin piedad -sobre todo a partir del segundo sexto- y eso que su  entrenador -por otra parte amigo- no les mandó presionar y dio indicaciones a  jugadores como Jorge Monjas para que pasaran balones en vez de jugárselos -  bueno, le dio instrucciones o, conociéndo su carácter bondadoso, se autolimitó sin  más-. Pero una vez agotada la parcela de las excusas, debemos reconocer que  debemos mejorar rápidamente algunos aspectos de nuestro juego para que, en  situaciones como las descritas, podamos paliar los efectos de una buena defensa.  En concreto, es necesario trabajar más el bote con ambas manos, el pase rápido y  el desmarque, además de poner freno ya a tanto bote inútil sin ninguna  profundidad, que para lo único que sirve es para permitir a los jugadores  contrarios llegar a marcarnos más encima y, después, anticiparse a todos  nuestros pases.  Habrá días mejores.                       A ver si nos damos cuenta de lo que es importante en el deporte a estas edades:  todos están desando saber cuántos tiempos van a salir, porque lo que quieren es  jugar cuanto más mejor, independientemente del resultado. Javi, se estudia los  cuadrantes que había hecho Lorena (que no pudo asistir por razones de estudios) al  dedillo: es increíble, se sabe los calendarios de memoria, con horas de juego y todo.  Mónica, aprovecha que tiene a su hermano cerca para bromear con él antes del  partido -¿o le está pidiendo consejo sobre cómo jugar?-; en toso caso, que no falte la  alegría. Álvaro -que por cierto en esta foto tiene pose de padre- y Enrique se  pasaron por el Frontón a ver s a sus repsectivos hermanos, ya que su partido de  mini había sido aplazado.  Algo de culpa de la derrota la tuvo el árbitro, que llevaba el acta del partido en  un soporte del Real Madrid; desde luego a nuestro entrenador -que en esta jornada,  por casualidad, coincidía con el cronista- nada más verla le dio un yuyu que ya no  levantó cabeza en todo el partido. Bueno, la levantó al final del todo, cuando se  sorteó el premio a los participantes en el concurso de Sousa Visión, por ver si  tocaba a alguno de los nuestros. Pero no hubo suerte; sacó el número la mano  inocente de Diego Monjas y le otorgó el premio a uno de Valverde.  Lo dicho, la alegría que no falte. Si son más majos que un sol...                          Más gráfico no se puede ser, ¿eh? -aparte de reportero-.