La historia interminable
Pues
sí,
la
de
todos
los
años,
en
este
mismo
entorno,
con
los
escolares
como
protagonistas
principales
y
con
una
organización
que,
desde
el
punto
de
vista
federativo
puede
ser
de
sobresaliente
-aquí
este
aspecto
no
lo
vamos
a
poner
en
tela
de
juicio-,
pero
desde
el
análisis
pedagógico
y
formativo,
que
sí
que
nos
compete
y
es de obligado cumplimiento en una prueba escolar, es de cero patatero.
Nos
las
proteíamos
muy
felices,
ya
que
el
IMD
había
aprobado,
a
sugerencia
de
su
propio
Consejo
Asesor,
la
celebración
de
una
serie
de
concentraciones
en
diferentes
deportes,
con
la
intención
de
promocionarlos
y
aumentar
la
participación
de
escolares.
Uno
de
los
deportes
elegidos
para
realizar
estas
jornadas
era
la
Natación
(precisamente
una
de
las
disciplinas
en
la
que
toda
la
campaña
de
Juegos
Escolares
se
reduce
a
una
única
cita,
que
coincide
nada
más
y
nada
menos
que
con
toda
una
final provincial); y en esas nos encontrábamos este domingo.
Se
entiende
que
debería
haber
sido
una
jornada
abierta,
acogedora,
más
flexible
desde
el
punto
de
vista
normativo,
y
sobre
todo
ágil
y
multifacética,
con
mucha
pileta
y
escasa
parafernalia,
para
que
el
escolar
saliese
de
la
piscina
feliz
y
con
la
sensación de haberse divertido NADANDO.
Pues
nada
de
eso.
La
concentración
escolar
se
convirtió
en
un
control
de
marcas
federativo,
a
conveniencia
de
los
clubes
organizadores
y
de
los
padres
y
“escolares”
a
los
que
representan,
repitiéndose
uno
tras
de
otro
los
despropósitos
que
ya
hemos
ido
detallando
en
años
anteriores:
a
los
escolares
de
los
colegios
que
habíamos
dejado
en
blanco
el
espacio
para
pruebas
y
marcas
-lógico,
si
se
trata
de
una
concentración,
estos
datos
no
son
necesarios-
la
organización
les
concedió
la
gracia
de
hacer
una
única
prueba,
después
de
remarcar
ante
los
padres
presentes
que
los
colegios
habíamos
cometido
un
error
gravísimo-;
la
única
prueba
a
la
que
se
redujo
la
participación
de
un
número
elevado
de
escolares
comenzó
DOS
HORAS
DESPUÉS
DE
LA
ENTRADA
EN
LAS
INSTALACIONES
y
antes
de
su
realización
apenas
pudieron
darse
un
pequeño
chapuzón
de
toma
de
contacto;
se
sucedieron
las
escenas
en
las
que
los
“jueces
y
parte”
hacían
visibles
indicaciones
técnicas
exclusivamente
a
sus
pupilos,
animando
únicamente
a
los
escolares
de
sus
clubes;
se
volvieron
de
nuevo
a
aplicar
criterios
de
edad
federativos
y
no
escolares
(que
deberían
ser
aprobados
previamente
por
el
Comité
de
Competición
de
los
Juegos
Escolares),
por
lo
que
determinados
escolares
no
puedieron
participar,
por
no
alcanzar
la
edad
mínima
que
ellos, y sólo ellos, marcan; …
Para
qué
seguir
y
para
qué
hablar
de
la
final
provincial,
celebrada
dos
domingos
después
y
a
la
que
no
pudimos
asistir
por
encontrarnos
en
el
Campeonato
Regional
de
Orientación.
Baste
decir
que
una
de
nuestras
mejores
deportistas
y
mejor
persona,
iba
a
ganar
la
final
de
estilo
libre
de
calle
-y
nunca
mejor
dicho-,
pero
se
la
descalificó
por
“agarrarse
a
la
pared”
(con
lo
que
seguramente
obtuvo
una
ventaja
que
compensó
todo
el
esfuerzo
del
entrenamiento
de
un
nadador
en
un
club
durante
un
año,
así
como
el
plus
competitivo
de
su
participación
en
sucesivas
pruebas
federadas,
las
indicaciones
técnicas
de
su
entrenador
cualificado
y
su
motivación
intrínseca
de
pertenecer
a
una
élite
deportiva).
Hubiese
sido
más
noble
poner
“descalificada
por
denigrar
la
labor
de
un
club”.
Claro,
que
en
la
misma
prueba
se
descalificó
a
otra
escolar
por
“ponerse
de
pie”,
que
está
expresamente
permitido
por
el
reglamento
en
estilo
libre
(y
que
también
debe
de
otorgar
una
ventaja
indiscutible).
No
vamos
a
dejar
constancia
aquí
de
a
quién
beneficiaron
las
descalificaciones,
por
respeto
a
su
condición
de
escolares
y
por
no
tener
ninguna
culpa,
pero
es
de
imaginar.
Aquí
dejamos
algunas
fotos
de
la
concentración,
con
nuestros
cuatro
alumnos
participantes.
Sandra
Ángela
Diego
Noel